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4 datos interesantísimos sobre el dominio público

Actualizado: 24 nov 2023




Hola, aquí Teresa, vestida (pero no alborotada) con una t-shirt de Agatha Christie.


Hoy el chachareo consiste en traer 4 datos curiosos sobre el dominio público, un poco para explicar cómo es posible que mi querida Cleotilde pudo regalarme un sinnúmero de chulerías de mi autora favorita, Agatha Christie.


Cuando llegó con tazas, tote bags, sombrillas y bolígrafos de Hércules Poirot, en una escena de El asesinato de Roger Ackroyd, le pregunté:


—¿De dónde sacaste tantas estatuillas de Hércules Poirot? ¿Las compraste en el mercado negro?


Y ella me respondió:


—Nah, muchacha, ya están en dominio público.


Y, oye, ¡era cierto! Busqué en la web y resulta que en el 2022 El asesinato de Roger Ackroyd entró a dominio público y ya los vendedores andantes están haciendo fiesta.



Antes de zambullirme en estos cuatro datos curiosos sobre el dominio público, quiero hablarte en GENERAL sobre lo que es “dominio público”. Puntualizo en que esta explicación será bien general, por eso de que es un tema bien complicado y no quiero abrumarles la vida con tanto detalle.


Cuando hablamos de dominio público nos referimos a que una obra, ya sea una pieza musical, una peli, algún libro, entre otras variaciones, puede ser utilizada por todo el mundo, sin permiso. Ah, y puede usarse para cualquier cosa, así como en una t-shirt, como la que hoy tengo puesta. También, por eso de ponerme trágica, significa que la persona que poseía el derecho sobre la obra deja de tener derechos sobre esta. Esta persona, por ejemplo, puede ser el heredero o la heredera, a quien mencionaré entre los datos curiosos.

Así que, sin más preámbulos, te comparto 4 datos interesantísimos que

quizá desconocías sobre este capítulo de una obra creativa.


1. Cuando el autor o la autora fallece, los herederos hacen fiesta.

No se lo tomen muy literal, ¿eh? Pero sí, cuando un autor o una autora fallece, su obra no se va en el féretro, sino que esta pasa a las manos de los herederos, o la persona designada por el mismo autor, o la Ley. Estas personas se beneficiarán comercialmente de la obra. Sin embargo, como pasa con Cenicienta, esos derechos vienen con los minutos contados porque un día de esos la obra pasará a ser dominio público. Es ahí cuando el carruaje lujoso de los herederos pasa a convertirse en una calabaza de la que todos pueden comer.

2. Un siglo en la espera desespera.

Si de casualidad tienes en mente un negocito de piñatas con alguna obra mexicana, recién publicada, mejor pásale la idea a tus hijos, y que estos se la pasen a sus hijos… y así sucesivamente, hasta que esa obra cumpla CIEN años y entre a dominio público. En otras palabras, en México tienen que pasar cien años, a partir de la muerte del autor o la autora, para que esa obra creativa esté disponible para todos. A nivel global, es el país que tiene uno de los plazos de protección más altos. Así que vete a desahogarte con otro diseño chulo, disponible en dominio público, y deja que tus bisnietos hagan la piñata de tus sueños.

3. ¡Cómo goza la industria del cine!

Apuesto que, en el conteo regresivo de Despedida de Año, las personas de la industria del cine se toman su copa de champaña bien contentos, mientras buscan en su celular esas obras creativas que ya por fin pueden explotar libremente. Esto lo hacen porque cada 1 de enero se celebra el Día del Dominio Público. Es entonces cuando se vence el plazo de derecho de autor de ciertas obras creativas. ¡Imagínate la cantidad de dinero que se ahorra esta industria! ¡Hasta yo celebraría con ellos!

4. La industria del libro también goza: hablemos de los makeovers

Como diseñadora editorial de Las Marías podría estar horas hablando de este tema, PERO le prometí a mis colegas discutir el tema de dominio público en arroz y habichuelas. Así que, al grano: cuando una obra escrita entra a dominio público, la industria del libro también goza del 1 de enero, así como la industria del cine. Pero esta no es la curiosidad que vengo a detallarles, sino lo que muchas editoriales hacen con las obras de dominio público. Ajá, Tere, ¿y qué hacen? Pues, lo que yo llamo un makeover.


Para agregar más valor a la obra, o, bueno, un valor distinto, muchas editoriales añaden ilustraciones, incorporan una introducción o un prólogo de alguna figura de renombre… Un makeover, pues.


En las cubiertas también solemos ponernos creativos, nosotros los diseñadores editoriales, y aprovechamos la nueva edición para diseñar escenas interesantes o algún personaje importante. La meta con ese makeover es hacer de la obra original una más guapa y cuidada para que lectores como tú la quieran añadir a su estantería.

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Y yo sé que están muy entretenidos, pero con esta última curiosidad ya terminé los cuatro datos interesantes sobre dominio público. Claro, no me iré sin antes aclarar que este tema no es tan blanco y negro, así como te lo estoy presentando. Es un mundo MUY complejo, así que te recomiendo que investigues a profundidad para que luego no te cojan con las manos en la masa.

Mientras, acá me despido para echarle más café a mi taza de Hércules Poirot.

¡Hasta la próxima!


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5 errores comunes en un manuscrito


Hola, aquí Antonia.


Muchos me llaman la “masacradora de manuscritos”, y tras años de editar historias ajenas he notado algunos errores que se repiten en los textos que trabajo. Puedo pensar que se debe a que el autor o la autora no está actualizado o actualizada con las recomendaciones de la RAE, o no ha tomado un ratito para ampliar su vocabulario, o quizá desconoce la forma correcta de puntualizar x o y pasaje.


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